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No soy una gran meditadora.
Del mismo modo que a menudo me falta la paciencia para sentarme y terminar un libro (¡estoy en medio de muchos!), a menudo me falta la disciplina para sentarme y meditar. Pero eso no significa que sus beneficios se me escapan.
He pasado por períodos en mi vida en que mi meditación ha sido profunda y prolongada, en los cuales he tenido poderosas e iluminadoras revelaciones. También he pasado por períodos en los que mi vida simplemente está muy llena y estoy corriendo en un millón de direcciones diferentes. Ahí es cuando nos encontramos en un círculo vicioso: pues, por supuesto que es cuando la meditación nos puede beneficiar más, pero como todos sabemos, a veces puede ser difícil el simple hecho de hacer tiempo para la meditación. Esta noche me di el tiempo.
Mi rutina de meditación es muy simple. Me siento en una posición de piernas cruzadas, sobre una almohada suave, y empiezo a concentrarme en la respiración. No me toma mucho tiempo entrar en un ritmo constante y cuando lo hago, inevitablemente uno de mis gatos viene a tomar una posición de meditación propia en mi regazo mientras inhalo y exhalo. Ellos también saben muy bien acerca de los beneficios de la meditación. A medida que profundizo más a través de las ondas cerebrales diferentes, puedo sentir la energía de mi gato que conecta con la mía y puedo sentir su cuerpo que se mueve suavemente con su aliento y su ronroneo se hace más y más profundo. Este simple escenario es mi constante recordatorio de que todos somos uno, que todas las criaturas en la Tierra están conectadas.
Después de un período continuo de enfocarme en la respiración, poco a poco llego a un estado donde mi respiración empieza a disminuir, aparentemente desaparece, y dejo de ser consciente de ella. Y luego las poderosas oleadas de energía vienen. Al mismo tiempo, puedo sentir cómo desciendo a la profundidad de mi interior y a la vez que me elevo a un estado superior de conciencia, un estado en el que de repente tengo un mayor sentido de saber, un estado del que la claridad y la visión a menudo se me ha revelado.
Esta noche, el mensaje era simple y uno que recibo con frecuencia. Cuando mis ojos se llenaron de lágrimas, todo lo que pude sentir y saber era que … el amor es lo único que importa.
¿Qué quiero decir con “amor”? ¿Estoy hablando del amor romántico, o tal vez el amor de la familia y amigos, o simplemente el amor a la vida? Me refiero a todos esos y ninguno a la vez. Y no, no es necesario estar “enamorado” para tener la experiencia de la que estoy hablando.
Estoy hablando del amor universal: el amor que abarca todas las cosas.
El amor que me une a mis gatos cuando medito; el amor que nos une a personas del otro lado del mundo que están de luto después de una horrible tragedia; el amor que brota dentro de nosotros ante la vista de un bebé recién nacido; el amor que nos abruma cuando vemos las olas del mar rompiendo con pasión contra la costa.
El amor está por todas partes, y lo es todo. No sólo está dentro de cada uno de nosotros, sino que ES cada uno de nosotros, lo sintamos o no. Tiene la capacidad de despertar dentro de nosotros, para llevarnos a nuestro núcleo, o para hacernos hincar de rodillas con humildad. Tiene la capacidad de transformarnos. Es lo único que importa.
Al terminar mi meditación, inmediatamente escribí el mensaje, “El amor … es lo único que importa” en mi página de Facebook. En cuestión de segundos tuve una gran cantidad de respuestas y pulgares para arriba. Después de todo, el amor se extienda y toca las fibras más profundas del alma. Pero me llamó la atención una respuesta que estaba en desacuerdo con la mía. Esta persona comentó que “la gente es muy egoísta” y que “no se preocupa por los demás.”
Esta noción probablemente provocará diversas respuestas y emociones en cada uno de ustedes. Mi primera emoción fue la empatía. Porque yo también he sentido exactamente lo que esta persona ha expresado. Estoy segura de que todos lo hemos sentido en un momento u otro. Si hemos sido heridos o traicionado por un amigo o amante, o hemos sido pisoteados en nuestras carreras, la mayoría de nosotros podemos identificarnos y sentirnos de esta manera. Antes me sentía de esta manera mucho más que ahora. Y aquí es donde la meditación ha cambiado mi vida.
La meditación tiene el poder de cambiar nuestras pautas de pensamiento y la química de nuestro cerebro.
Al mantener una práctica regular a través del tiempo, empezamos a notar que las cosas que una vez nos habían molestado, o incluso nos habían enfurecido, de pronto ya no lo hacen. De hecho, muchas veces nos puede sorprender que lo negativo que nos sucede no nos enfada ni remotamente. Sigo gozando de esta sorpresa en mi propia vida.
Cuanto más medito, más me sorprende que tengo esta capacidad recién descubierta de elevarme por encima de cualquier maldad o negatividad que está dirigida a mí; he desarrollado una mayor capacidad de dejar que pasen sobre mí sin que me afecte.
He encontrado que cuando la vida pasa por un bache y me encuentro de nuevo en medio de la agitación o la angustia, cuando regreso a la meditación, puedo de inmediato encontrar la paz … y el amor. Cuando meditamos, nos adentramos y nos conectamos con algo muy dentro de nosotros mismos, un pozo sin fondo de amor universal que está conectado a todas las cosas, a todos los seres, a la Tierra y el Espíritu.
Así, mientras que es casi seguro que vamos a tener nuestros días malos y que tendremos tiempos difíciles, a veces de la mano de otras personas que pueden o no ser mal intencionados, depende de nosotros decidir cómo responder a ellos. En este momento en la Tierra cuando hay más confusión y división de la que hemos visto en mucho tiempo, es más importante que nunca que todos desarrollaremos esta capacidad de elevarnos por encima de la negatividad, la ira y el miedo.
Así que invito a todos a aprender a meditar o regresar a su propia práctica: a ir hacia adentro, tocar el gozo de la conciencia divina que es la fuerza de unión entre todos los seres en la Tierra y más allá. Busquemos la paz y la luz. Y no olvidemos nunca que el amor ES lo único que importa.
Editora: Chandani Julian
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